Sentir hilvanado
Sentir hilvanado, costura humana, lazos de acabado, y petachos de color. Eso sí, la ropa limpia, como el alma, que se entristece con ropajes grises cosidos a máquina, remendados con dolor. Así que, antes de salivar el hilo y enebrar la aguja, preparo el dedal, y ¡que les zurzan!, aunque me manden a zurcir. Sentir hilvanado de tinta y de luz, los olores y sabores, las caricias y sonidos, te los coso y los vistes tú. Iñigo Leiva